La inclusión de nuevos formatos multimedia, que complementan los formatos impresos; la capacidad de facilitar la búsqueda y recuperación de la información; y el desarrollo de servicios que propician la inmersión del usuario en el espacio virtual.
Nos concentraremos en las bibliotecas digitales de la Argentina, particularmente en las especializadas, ya sean pedagógicas, científicas, o universitarias. Estos proyectos no son ajenos a los debates entre corrientes culturales, ideológicas; en estos espacios también se disputan símbolos –como señalaba Horacio González, el actual director de la Biblioteca Nacional, en una entrevista que le realizó el diario Clarín-. Nos interesa también poner en relación estos proyectos digitales con la compleja red de diversos agentes que intervienen en su realización.
La catalogación, necesaria pero insuficiente
Todo proceso de digitalización de una biblioteca comienza con la elaboración de un catálogo digital que deberá actualizarse periódicamente, y se completa con la conversión de los textos al formato electrónico. En los casos consultados, que detallamos a continuación, nos encontramos con distintos grados de desarrollo del proceso de catalogación de la información.
La Biblioteca Nacional del Maestro (BNM) cuenta con una red de catálogos, integrada por el Portal BERA, de bibliotecas escolares y especializadas del país; el Sistema Nacional de Información Educativa (SNIE), que reúne las leyes nacionales y provinciales de información; la Red de Bibliotecas Pedagógicas; la de Bibliotecas Escolares; y Otras Redes, entre las que se encuentra UNIRED, un catálogo colectivo de información económica y social elaborado con la colaboración de 50 bibliotecas argentinas. El proyecto de UNIRED comenzó en 1989, en formato impreso, luego se convirtió en un CD ROM, y finalmente se publicó en internet.
Los catálogos colectivos permiten la búsqueda simultánea de recursos en distintas bibliotecas o centros de documentación; cumplen la importante función de localización de la información. Sin embargo, esto no implica que en todos los casos la información sea accesible en formato digital. La Biblioteca del Maestro, por ejemplo, en términos generales, cuenta con la mayor parte de sus textos en formato impreso, aunque algunos documentos como las leyes nacionales y provinciales sí están disponibles online.
El Sistema de Bibliotecas y de Información (SISBI), que coordina los servicios bibliotecarios de la Universidad de Buenos Aires, también dispone de diferentes catálogos colectivos. El sistema está constituido por 19 unidades de bibliotecas, que incluyen una coordinación general que depende de la Secretaría de Ciencia y Técnica del rectorado de la UBA; las bibliotecas centrales de las 13 Facultades; y las bibliotecas del Colegio Nacional de Buenos Aires, la Escuela Carlos Pellegrini, el Ciclo Básico Común, el Centro de Estudios Avanzados y el Hospital de Clínicas.
Los catálogos del SISBI cuentan con una descripción bibliográfica del documento e indican la biblioteca que lo posee, donde habrá que buscar el formato impreso. Entre ellos se encuentran el Catálogo Colectivo Nacional Universitario de Libros (CCNUL), de Revistas (CCNUR2), y de Tesis de la UBA (TESIS-UBA); el Catálogo de Libros del SISBI (SISBI), y de Revistas (HEMERO); y la Base de Datos de Bibliotecas Universitarias (GUIABI).
El proyecto bibliotecológico de la SeCyT, en cambio, da un paso más allá de la catalogación colectiva de la información, posibilitando la consulta de textos que están disponibles online. Lafacilita el acceso a los textos completos de artículos de publicaciones periódicas científicas y tecnológicas de las distintas áreas del conocimiento, tanto nacionales como internacionales, a resúmenes de documentos, informaciones bibliográficas y otros datos de referencia. De este modo, la circulación de la información –tan importante como su conservación- se multiplica y descentraliza, vía internet.
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